
Cómo controlar la presión intraocular y proteger su vista
agosto 9, 2025
Opciones de tratamiento para el glaucoma antes de la cirugía
agosto 26, 2025En el Hospital Santa Lucía recibimos con frecuencia a padres preocupados por la salud visual de sus hijos o a adultos que llevan años conviviendo con el estrabismo.
Muchos de ellos no solo llegan con preguntas sobre la visión, sino con una carga emocional evidente: inseguridad, baja autoestima, miedo a ser juzgados.
El estrabismo es mucho más que una condición ocular. Afecta la manera en que las personas se ven a sí mismas y cómo sienten que los demás las perciben. Hoy queremos hablarle con sinceridad sobre cómo influye esta condición en la autoestima y en la calidad de vida, y qué se puede hacer para enfrentarlo a tiempo.
El impacto del estrabismo en la niñez
El peso de las primeras miradas
La infancia es el momento en que los niños comienzan a formar su identidad. En esa etapa, la aceptación de los demás —amigos, maestros, familiares— es fundamental.
Un niño con estrabismo, especialmente cuando la desviación es visible, puede enfrentarse a miradas de curiosidad, preguntas incómodas o incluso burlas.
Muchos padres nos cuentan: “Mi hijo ya no quiere mirar de frente cuando le toman fotos” o “se esconde detrás de mí cuando alguien le pregunta por sus ojos”. Estos comportamientos reflejan cómo, desde muy pequeños, los niños empiezan a sentir la diferencia.
Rendimiento escolar y social
El estrabismo no corregido también puede afectar la parte académica. La visión doble o borrosa complica la lectura y la escritura, lo que lleva a un bajo rendimiento escolar y, en consecuencia, a una disminución en la confianza del niño.
Además, puede limitar la participación en juegos o deportes, actividades que son clave en la integración social.
Estrabismo en la adolescencia: el reto de la autoimagen
La adolescencia es la etapa en la que la imagen personal cobra más importancia. Los adolescentes quieren encajar, sentirse atractivos y seguros.
Un estrabismo no tratado puede convertirse en una barrera emocional muy fuerte.
- Inseguridad social: muchos jóvenes evitan el contacto visual directo por miedo a ser juzgados.
- Aislamiento: se sienten diferentes y prefieren no participar en actividades grupales.
- Ansiedad: el temor a la burla puede generar ansiedad en situaciones sociales o académicas.
En esta etapa hemos visto cómo los adolescentes pueden desarrollar sentimientos de inferioridad que, con el tiempo, afectan su autoestima y sus relaciones personales.

Estrabismo en la vida adulta: más allá de la estética
Cuando el estrabismo no se trata en la infancia o adolescencia, muchos adultos lo llevan consigo durante toda la vida.
En consulta, escuchamos frases como: “Siempre evito mirar a los ojos a las personas”, “me cuesta hablar en público” o “nunca me he sentido seguro en una entrevista de trabajo”.
Ámbito profesional
El contacto visual es clave en la comunicación. En entrevistas, reuniones o negociaciones, la mirada transmite seguridad.
Las personas con estrabismo pueden sentir que no son tomadas en serio o que generan incomodidad en los demás, lo cual limita su confianza en el entorno laboral.
Relaciones personales
En el plano personal y afectivo, el estrabismo también puede ser un obstáculo emocional. La inseguridad puede dificultar la construcción de relaciones sólidas y la confianza en uno mismo.

El círculo emocional del estrabismo
El estrabismo genera un círculo de impacto emocional que va más allá de lo visual:
- Percepción de diferencia: la persona nota que su mirada no es como la de los demás.
- Reacciones externas: comentarios, preguntas o burlas refuerzan esa percepción.
- Inseguridad interna: aparece la vergüenza y el miedo a la exposición.
- Aislamiento social: la persona evita actividades y contacto visual.
- Baja autoestima: la seguridad personal se ve afectada, limitando el desarrollo social, académico y profesional.
Romper este círculo requiere tanto tratamiento médico como apoyo emocional.
La importancia del tratamiento temprano
La buena noticia es que, hoy en día, el estrabismo tiene soluciones efectivas.
Dependiendo del tipo y la severidad, se pueden usar lentes, terapias visuales o, en muchos casos, la cirugía de estrabismo.
Cuando se actúa a tiempo en la niñez, no solo se corrige la alineación ocular, sino que se protege la visión binocular y se evita la ambliopía (ojo perezoso). Pero además, se reduce el impacto emocional que el niño podría arrastrar hacia la adolescencia y la adultez.
El papel de los padres y familiares
En la infancia, los padres tienen un rol fundamental. Algunas recomendaciones prácticas son:
- Observar las señales tempranas (ojos desviados, inclinación de la cabeza, cierre de un ojo).
- Acudir al especialista al primer signo de desviación.
- Reforzar la autoestima del niño con palabras positivas y apoyo constante.
- Evitar comentarios negativos o comparaciones que puedan hacerle sentir diferente.
El acompañamiento emocional es tan importante como el tratamiento médico.

Estrabismo y autoestima en adultos
Para los adultos, decidir tratar el estrabismo —incluso después de años de convivir con él— puede ser un cambio transformador.
Pacientes que se someten a cirugía de estrabismo en la adultez nos cuentan que sienten como si “se quitaran un peso de encima”. La confianza en su mirada mejora, y con ella la seguridad al relacionarse en lo social, laboral y personal.
Aunque no todos los casos logran recuperar visión binocular si el estrabismo fue de larga evolución, la corrección estética y funcional de la alineación ocular tiene un enorme impacto en la autoestima.
La mirada como reflejo de la confianza
La mirada es uno de los elementos más poderosos de la comunicación humana. Transmite seguridad, sinceridad y conexión.
Cuando el estrabismo afecta esa capacidad de mirar de frente, la persona puede sentir que pierde parte de su voz en el mundo.
Corregirlo significa mucho más que mejorar la estética: es devolverle al paciente la posibilidad de expresarse con confianza, de participar sin miedo y de sentirse pleno en cada interacción.
Un mensaje final desde Hospital Santa Lucía
El estrabismo no es únicamente un problema visual: es una condición que puede marcar la vida emocional de una persona si no se detecta y trata a tiempo.
Afecta la manera en que los niños se relacionan con sus compañeros, cómo los adolescentes se perciben a sí mismos y cómo los adultos se desenvuelven en lo personal y profesional.
En el Hospital Santa Lucía estamos comprometidos no solo con la salud ocular, sino con el bienestar integral de nuestros pacientes. A través de la cirugía de estrabismo y otros tratamientos personalizados, buscamos no solo alinear los ojos, sino también fortalecer la seguridad y la calidad de vida de cada persona.
Porque al final, la visión no solo está en los ojos: también está en la confianza con la que miramos al mundo.